domingo, 29 de noviembre de 2015

"CA UNO ES CA UNO", Rafael Guerra "Guerrita" a D. José Ortega y Gasset tras una apoteósica faena en la feria de San Isidro, en Madrid en 1.899.





De todos es conocida la afición del insigne filósofo Ortega y Gasset a los toros por lo que era asiduo a las corridas siempre que podía.


Y es que en cierta ocasión, durante la feria de San Isidro, tras una apoteósica corrida de Rafael Guerra "Guerrita", al final de la corrida le presentaron al torero tras su faena y hablaron entre ellos intercambiándose vivencias.

"Guerrita" no era demasiado culto pero era un experto en la lucha por la vida, mientras que Ortega y Gasset era un experto en las ideas pero no tanto como "Guerrita" a la hora de arriesgar la vida.

Así, le presentaron a Guerrita a Don José Ortega y Gasset como "un filósofo estudioso de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje, entre otros que afectan a la individualidad así como la naturaleza, estructura y principios fundamentales de la realidad" a lo que "Guerrita" contestó de la forma sabia que la vida le había enseñado: "Hay gente pa to". Y es que "Guerrita", a su manera, también era algo filósofo.









Cuentan las malas lenguas que en la charla que mantuvieron "Guerrita" comentó, a colación del valor que Ortega y Gasset apreciaba en cada pase que daba y cómo arriesgaba la vida ante el toro mientras él, Ortega y Gasset, apenas se arriesgaba con su trabajo ya que sólo le obligaba a analizar constantemente al ser humano buscando la verdad de la vida, a lo que "Guerrita" le comentó, con su ingenua sinceridad: "ca uno es ca uno", lo que le dió que pensar a Ortega y Gasset y a eso dedicó los siguientes días.



Tras meditar con intensidad la frase de "Guerrita", "ca uno es ca uno" Ortega y Gaset pensó que si cada uno es cada uno esto nos lleva a la individualidad del ser humano lo que nos obliga a pensar de forma independiente para cada acción a la que nos enfrentamos en la vida lo que nos lleva a entendernos como una unidad frente al universo y las circunstancias que nos rodean en cada momento por lo que entendemos que finalmente podemos decir de forma individual que... "yo soy yo y mi circunstancia".

Que al final significa lo mismo que ya decía "Gerrita": "ca uno es ca uno" pero esto sólo lo podría pensar Ortega y Gasset pues si lo hubiese dicho con esa claridad, quizás no le hubiesen hecho caso y lo hubiesen visto como una majadería (quizás más propia de Cela) y además, para él, hubiera sido un plagio de la frase de "Guerrita", lo cual en un personaje como tan respetado como él hubiera sido impensable.

Y es que ya lo decía sabiamente "Guerrita": "Lo que no pue ze' no pue ze' y adema' eh impozible". Y los lectores dirán que a qué viene esto... pero es que no me he podido aguantar ante tanta sabiduría...
Y mientras trabajaba sobre este pensamiento escuchaba a Hindi Zahra:

martes, 7 de julio de 2015

¡JODER! ¡JODER! ¡JODER!, Ernest Hemingway segundos antes de estrellarse con una avioneta en la sabana africana, en el Congo, el 23 de Enero de 1.954, en compañía de su cuarta esposa, Mary Hemingway.

Entre las muchas cosas que hizo Ernest Hemingway durante su existencia una de ellas fue viajar como un trotamundos. "Culillo de mal asiento" le llamarían algunos ya que muy pronto se le quedó "estrecha" su ciudad y su país y se trasladó como conductor de ambulancia a Italia durante la primera guerra mundial, acto premonitorio (lo de ser conductor de ambulancia) por las muchas veces que tuvo que viajar en ese vehículo a lo largo de su vida, pero como usuario y no como conductor.

Ya en uno de sus viajes a África, volando en avioneta sobre la sabana del Congo junto con su cuarta esposa, Mary Hemingway, un poste de la electricidad se cruzó en el camino de la avioneta (ya hay que tener mala suerte para que un poste se cruce en el vuelo de una avioneta, y sobre todo en la sabana africana) y mientras se acercaba al suelo a gran velocidad pensó: ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER!, décimas de segundo antes de estrellarse contra los matorrales.

Quizás su premonitorio empleo de contuctor no fuese casualidad. Tras este incidente y dado que no fueron localizados, los rescatadores dieron por muertos a los accidentados y la noticia de que Hemingway había muerto circuló veloz por todo el mundo, a pesar de la no existencia de Internet en esa época.


Pero no tuvo esa mala fortuna y un par de días más tarde lograron encontrarles y recogerles en un segundo avión que, tras despegar, uno de los motores explotó y Hemingway volvió a pensar: ¡JODER! ¡JODER! ... aunque sólo le dió tiempo repetir la palabra dos veces antes de extrellarse contra los matorrales (¡coño, otra vez!).

En esta segunda ocasión los daños físicos fueron bastante mayores y los periodistas volvieron a dar la noticia de la muerte de Hemingway por todo el mundo (parece que querían acabar con él, de alguna manera, pero no fueron capaces).

De este segundo accidente tardó bastante en recuperase y pasó varias semanas en un hospital de Nairobi, recuperándose y divirtiéndose mientras leía las necrológicas de sus colegas sobre él, pero es que "bicho malo nunca muere".

A lo largo de su vida tuvo más accidentes (y también varias esposas, sin que se quiera relacionar esto con los accidentes).

También vivió momentos históricos relevantes en primera persona como la gerra civil española, el desembarco de Normandía o la liberación de París. Quizás podríamos pensar en "otra línea temporal" en la que Hemingway hubiese muerto estos acontecimientos tal vez no se habrían producido... pero esto sólo son hipótesis. También conoció a personajes interesantes como John Dos Passos, James Joyce, F. Scott Fitzgeralg, Picasso, Joan Miró o Juan Gris, entre otros (Dios los cría y ellos solos se juntan).

Quizás recordara en más ocasiones su famoso pensamiento: ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER! como cuando disfrutaba de las corridas de toros en España y el toro jugaba con el torero como si fuesen un poste y una avioneta...

Pero la última ocasión que tuvo de repetir su célebre pensamiento fue el 2 de julio de 1.961, cuando en su casa de Idaho, quizás abrumado por sus dolencias físicas y su problema con la bebida, cogió un escopeta de caza con sus manos y, mirando el cañón directamente, pensó por última vez ¡JODER!... sin darse tiempo a más repeticiones y dejando una increíble herencia literaria para sus congéneres.



Y aquí una preciosa interpretación de Amparo Sánchez.




jueves, 4 de junio de 2015

¡TIERRA TRÁGAME!, El estudiante "emérito" Repudio Marciano Servelio durante una clase magistral de don Miguel de Unamuno sobre Shakespeare.


Don Miguel de Unanuno, persona erudita como pocas en su época, representante de la generación del 98 y rector, ¡hasta tres veces!, de la Univesidad de Salamanca, estaba dando una clase magistral en el Aula Magna sobre William Shakespeare a sus alumnos.



A dicha conferencia asistía, casualmente, el alumno "emérito" (nombrado así por sus colegas debido a la cantidad de años que llevaba matriculado en la Universidad sin estar demasiado determinados los estudios que seguía) don Repudio Marciano Serverio, natural de una familia acaudalada del pueblo de Huerta del Rey (... el de los nombres más raros).

De carácter dicharachero y desenvuelto, bastante pícaro y liberal, tuno de oficio y tunante de nacimiento... entró en el Aula Magna pensando que habría "negocio" para sus impertinencias y un poco de diversión a costa de algún "pringao".



Como no estaba demasiado cómodo oyendo la disertación de don Miguel, pues la encontraba harto aburrida, en lo poco que prestó atención resultó ser que don Miguel nombraba con asiduidad a "William Shakespeare" tal cual se lee en castellano y esto le pareció de interés para su burla y picardía y poder desprestigiar ante los oyentes, de alguna manera, al erudito profesor pensando que era un ignorante en el inglés (como lo era él mismo) y él salir airoso con su aguda observación.

Así que, levantando la mano llamando la atención del ilustre orador, éste detuvo su disertación y preguntó a su conocido alumno:

Autorretrato
  • ¿Tiene usted alguna observación al respecto de mis palabras, don Repudio?.
  • Sí don Miguel, Está usted nombrando "Shakespeare" cuando en realidad se dice "Sheskpir" y eso puede confundir al auditorio.
  • Cierto, don Repudio, lleva usted razón pero sólo en parte pues estoy dando la charla en castellano. Pero como veo que es su deseo y es de su interés, seguiré en inglés.



Y don Miguel de Unamuno continuó su clase magistral en perfecto inglés:


  • ...Well, Shakespeare retired to hometown in 1,611, but found himself in several lawsuits, such as...

En ese momento, y notando que todas las miradas, encendidas, del auditorio se concentraban de forma muy aguda sobre él, pues en breve don Miguel haría el preceptivo examen sobre "Sheskpir" y por desgracia el inglés no era una lengua demasiado dominada por los oyentes, pensó "TIERRA TRÁGAME". Por tanto, Repudio decidió hacer "mutis por el foro" anticipándose a la salida de sus colegas, por si alguno decidía "agradecerle" la puntualización que hizo sobre "Sheskpir".


Así, este estudiante "emérito" siguió pululando por la Universidad, sin oficio ni beneficio, gastando el dinero de su familia en labrarse una reputación que no iba más allá de las novatadas hacia los novatos año tras año, o sus explicaciones sobre el entendimiento humano que los homínidos alcanzaron comiendo ranas, como se demuestra claramente en la calavera que hay en el pórtico de la Universidad con la rana sobre el cráneo.


Años más tarde, don Repudio alcanzó todo el éxito del mundo como dueño de una funeraria con lo que haría de su vida un símbolo de aquello que en cierta ocasión pensó "¡TIERRA TRÁGAME!", facilitándole esa tarea a sus obedientes clientes.





Por cierto, que aquí podéis ver la famosa rana nombrada anteriormente.
Y por si alguien quiere investigar más sobre Salamanca, aquí dejo al famoso astronauta de la catedral de Salamanca. Tiene su explicación y no es esotérica... como le gustaría a algunos.







Mientras trabajaba sobre este pensamiento, escuchaba en Radio 3 el Concierto #IGUALES organizado por Intermón Oxfam


Y estaba tocando Marlango:


 

lunes, 30 de marzo de 2015

“¡MALDITAS CUCARACHAS!”, Franz Kafka cualquier madrugada, allá por el año 1.900, al despertarse en su dormitorio y poner los pies en el suelo.

Con su narración “La metamorfosis”, publicada en 1.915, Kafka quizás solo quería luchar en su inconsciente contra esos insectos que le perseguían durante las pesadillas nocturnas recordando cada vez que se levantaba de niño a hacer sus necesidades nocturnas y sentía, al pisar el suelo, un desagradable cosquilleo bajo las plantas de sus pies, crujidos incluidos: “¡MALDITAS CUCARACHAS!” pensaba para sus adentros por tal de no despertar a su familia.


Y es que Franz Kafka aunque tuvo muchos hermanos, no disfrutó de una infancia agradable y por culpa de las “¡MALDITAS CUCARACHAS!” quizás fuese un poco peor.

Así que cuando decidió escribir su famosa narración “La metamorfosis” ya venía influenciado en gran parte por ese repugnante recuerdo infantil por lo que le transmitió al personaje Gregorio Samsa su herencia nocturna cucarachil, quizás de un intento de liberarse de esa pesadilla. De esta forma, Gregorio Samsa arrastró a lo largo de toda la narración el “San Benito” traspasado por Kafka y así le fue al pobre.

Sin embargo, las cucarachas nos hacen pensar, Kafka quizás no lo supiera, que si existen sobre la faz de la tierra desde hace más de 300 millones de años quizás duren otros 300 millones de años más sobreviviendo a todas esas barbaridades que hacemos los humanos con la madre naturaleza creyéndonos los dueños del planeta vertiendo al mismo todos los insecticidas, venenos, gases efecto invernadero, radiaciones nucleares o cualquier otra prueba bárbara a la que sometemos al medio ambiente de forma cotidiana e inconsciente , por muy ecologistas que nos nombremos. Seguro que sobrevivirán a todo esto o incluso meteoritos que puedan aparecer desde el infinito… y más allá. ¡MALDITAS CUCARACHAS¡.


Cuando Kafka, de niño, intentaba matar todas las que podía con sus zapatos (después de haberlas pisado inconscientemente al despertarse) y ver cómo quedaban los restos de algunas, tras los rincones o en los bajos de los armarios, quedaban al acecho unos cuantos cientos más, esperando la noche siguiente… y lo que es peor, muchos de esos cientos estarían flirteando con otros cientos del sexo contrario, para procrear varios miles más… ¡MALDITAS CUCARACHAS¡


Mientras redactaba este blog escuchaba a Klaus Schulze - The Cello:


martes, 10 de marzo de 2015

¡JODER! ¡La he pifiao!, Agustín de Hipona una calurosa tarde de Agosto del año 386 d.c. en el patio de su casade Milán (que era particular) al despertarse de una aciaga siesta debajo de un olivo (como debe ser).

Agustín de Hipona (alias San Agustín), persona harto inquieta, solía meditar tras la comida en el patio de su villa, cercana a Milán, (siesta lo llamarían algunos).

Una calurosa tarde de Agosto del año 386, también llamado "el año del consulado de Honorio y Euodio" (aunque esto no tiene ningún interés para esta historia pero queda bien), rememoraba su azarosa vida durante la que llevaba buscando la verdad absoluta, a sus 32 años, después de un largo recorrido intelectual estudiando materias como la retórica o el neoplatonismo y habiéndose convertido al maniqueísmo, hacía unos años, lo que le había servido para adorar la fama pero que no le habían llenado en absoluto.

En cierto momento del sueño, escuchó en la lejanía (detrás de la tapia) la voz de su vecina diciéndole a su hijo “Niño, ¡toma y lee!” en un intento de cultivar su curiosidad, pero el niño seguía con sus juegos de canicas ignorando a su madre. Sin embargo, Agustín, en su sueño meditativo interiorizó la frase y cogió una biblia que tenía cerca de la mano y comenzó a leer…

La lectura meditada de dicho libro le llevó a pensar que su recorrido personal no era el que realmente él deseaba y pensó: ¡JODER! ¡La he pifiao! al darse cuenta de los errores acumulados durante su vida actual y anterior, con los maniqueos, que tenían la costumbre de echarle la culpa de todos sus errores a las fuerzas infernales o a los demás, que estaban más cerca, “quedándose tan a gusto”.

Así que decidió dar un giro radical a su vida dedicándose en cuerpo y alma al cristianismo.

Agustín de Hipona con su madre Santa Mónica
Unos años más adelante rememoraría aquel ¡Joder! ¡La he pifiao! con un “ERRARE HUMANUN EST”, intentando explicar que la experiencia se adquiere a partir de las equivocaciones y errar es parte intrínseca de la naturaleza humana, publicando esto en sus escritos y no la frase en su fórmula original lo que quizás hubiese sido... un error. Probablemente la primera frase no hubiese tenido la misma repercusión.

Algunos, intentando rizar el rizo completan la frase con “errare humanum est, sed perseverare diabolicum” ( "errar es humano, pero perseverar (en el error) es diabólico.") lo que los acerca más a los maniqueos que a los cristianos, al volver a echarle la culpa de todo lo que hacen a los demás o a fuerzas ocultas o diabólicas (conozco a algunos contemporáneos que son muy “maniqueos”).

Agustín supo entender el concepto del error y aplicárselo a sí mismo lo cual deja de ser un error… y no se erró en ello.

Aunque, por lo que he aprendido en mi experiencia personal, yo diría que "el hombre es el único burro que siempre tropieza más de una vez en la misma piedra" o como diría san Agustín "ERRARE HUMANUN EST".




Nota: En alguna ocasión hablaré de Euodio si encuentro algún retrato, cosa que dudo, pero aún desconozco quién pudo ser y ni siquiera si existió… es por si me sobra tiempo algún día.

Y al final un poquito de música para no equivocarse...